Selección del Corpus Priapeorum

Carmen I

Carminis incompti lusus lecture procaces, 

conueniens Latio pone supercilium: 

non soror hoc habitat Phoebi, non Vesta sacello, 

nec quae de patrio uertice nata dea est, 

sed ruber hortorum custos, membrosior aequo,

qui tectum nullis uestibus inguen habet. 

Aut igitur tunicam parti praetende tegendae 

aut quibus haec oculis aspicis, ista lege. 

 

Tú que vas a leer estos juegos procaces 

de un libro descuidado, deja el ceño fruncido 

para el campo de Roma, que es al que le conviene. 

No habita este templete ni la hermana de Febo, 

ni Vesta, ni la diosa que nació de la testa 

paterna, sino el rojo guardián los jardines, 

dotado con un miembro inusualmente grande,  

que no tapa su ingle con vestimenta alguna. 

Por lo tanto, o me alargas tu túnica, que tape 

la parte que se debe, o ponte ya a leer 

con esos mismos ojos con que la estás mirando. 

Carmen II

Ludens haec ego, teste te, Priape, 

horto carmina digna, non libello, 

scripsi non nimium laboriose. 

Nec Musas tamen, ut solent poetae, 

ad non uirgineum locum uocaui.  

Nam sensus mihi corque defuisset, 

castas, Pieridum chorum, sorores 

auso ducere mentulam ad Priapi. 

Ergo quidquid id est, quod otiosus 

templi parietibus tui notaui, 

in partem accipias bonam rogamus. 

 

Por gusto nada más —tú eres testigo, 

Príapo— he ido escribiendo estos poemas 

propios de un huerto, no de un libro bueno, 

sin demasiado esfuerzo, la verdad. 

Y no invoqué a las Musas, como suelen 

los poetas hacer, a que vinieran 

a este lugar, tan poco virginal.  

Habría perdido el juicio y la cordura 

si me hubiera atrevido a traer a aquellas 

castas hermanas, coro de Piérides, 

hasta una polla como la de Príapo. 

Sea lo que sea, pues, esto que ocioso 

inscribí en las paredes de tu templo,  

acéptalo, te ruego, para bien. 

Carmen XIV

Huc huc, quisquis es, in dei salacis 

deuerti graue ne puta sacellum. 

Et si nocte fuit puella tecum, 

hac re quod metuas adire non est. 

Istud caelitibus datur seueris 

nos uappae sumus et pusilla culti 

ruris numina, nos, pudore pulso, 

stamus sub Ioue coleis apertis. 

Ergo quilibet huc licebit intret 

nigra fornicis oblitus fauilla. 

 

Ven aquí, ven aquí, seas quien seas, 

no pienses que es muy serio aproximarse 

al templete del dios desvergonzado. 

Si anoche estuvo una mujer contigo, 

no has de temer por eso presentarte. 

Eso se queda para los severos 

habitantes del cielo. Pero yo 

soy vino peleón, poquita cosa, 

diosecillo de tierras de labor. 

Sí, yo. Y, como he perdido la vergüenza, 

estoy al aire libre, a plena luz, 

aquí de pie, enseñando los cojones. 

Así, el que quiera, que entre aquí, untado 

con el oscuro polvo del burdel. 

Carmen XLII

Laetus Aristagoras natis bene uilicus uuis 

de cera ficta dat tibi poma, deus. 

At tu sacrati contentus imagine pomi 

fac ueros fructus ille, Priape, ferat. 

 

El granjero Aristágoras, criador de buenas uvas, 

te ofrece alegre, oh dios, frutos hechos de cera. 

Y, si tú estás contento con este simulacro 

de frutos que te han sido consagrados, oh Príapo, 

haz que él obtenga una cosecha de verdad.

Carmen LXXV

Dodone tibi, Iuppiter, sacrata est, 

Iunoni Samos et Mycena dites, 

undae Taenaros aequorumque regi; 

Pallas Cecropias tuetur arces, 

Delphos Pythius, orbis umbilicum,  

Creten Delia Cynthiosque colles, 

Faunus Maenalon Arcadumque siluas; 

tutela Rhodos est beata Solis, 

Gades Herculis umidumque Tibur; 

Cyllene celeri deo niuosa,  

tardo gratior aestuosa Lemnos; 

Hennaeae Cererem nurus frequentant, 

raptam Cyzicos ostreosa diuam, 

formosam Venerem Gnidos Paphosque 

<mortales tibi lampsacum dicarunt> 

 

Consagrada te está Dodona, Júpiter. 

A Juno, Samos y Micenas rica. 

Tenaro, al rey del mar y de las olas 

Palas guarda la acrópolis de Atenas, 

Apolo, Delfos, que es del mundo ombligo, 

Delia, la isla de Creta y montes Cintios, 

Fauno, el Ménalo y bosques de la Arcadia. 

Dichosa Rodas, por el sol guardada. 

Cádiz, por Hércules, y Tíbur húmeda. 

Cilene rica en nieve al raudo dios 

le es grata. Y al dios lento, Lemnos cálida. 

En Enna las esposas jóvenes rinden 

culto a Ceres. La rica en ostras, Cízico, 

honra a la diosa que padeció un rapto. 

Y Cnido y Pafos, a la hermosa Venus. 

A ti en Lámpsaco te honran los mortales 

 

Traducciones: Juan Antonio González Iglesias

 

Referencias bibliográficas

Codoñer, C., González Iglesias, J.A. (Eds.) Priapea. Anejos de Exemplaria Classica III. Universidad de Huelva. Huelva. 2014. [Edición en línea]

Free  templates from pikbest.com